Hicks es profesor de filosofía en la Universidad de Rockford y becario sénior en The Atlas Society. Aquí resumimos ocho temas de su podcast sobre el impacto de la robótica de próxima generación en el trabajo.
Hicks señala una división perenne entre optimistas y pesimistas tecnológicos cuando surgen nuevas tecnologías: máquinas de coser, líneas de ensamblaje, imprentas y, ahora, robótica e inteligencia artificial. Una se centra en nuevos poderes y mayor productividad mientras que el otro teme presión competitiva y pérdida de empleo.
Hicks recomienda El argumento de John Tamny esa tecnología está permitiendo carreras más satisfactorias, así como Peter Diamandis y Steven Kotleres la proyección de que tanto gama el desarrollo tecnológico y la convergencia han aumentado las tecnologías de diferentes campos.
¿Qué pasa con la pérdida del empleo? «Toda la historia demuestra que los nuevos avances tecnológicos permiten una aumento neto en el número de puestos de trabajo». El desafío es que «en medio de la revolución tecnológica somos conscientes de que se están perdiendo puestos de trabajo, pero menos de los que se crean».
Acerca del calidad ¿de trabajos? Las tecnologías del pasado crean «puestos de trabajo que son más interesantes y desafiantes para nosotros». Los robots se hacen cargo del «trabajo pesado», lo que nos permite centrarnos en un trabajo que aproveche más el potencial humano.
En el gama de empleos» «Compare la gama de carreras disponibles para una persona joven antes de la Revolución Industrial». La tecnología ha generado un aumento indefinido de los tipos de trabajo disponibles.
Además, sostiene Hicks, las tecnologías permiten mejor pagado funcionan porque «la tecnología combinada con los seres humanos hace que ambos sean más productivos, por lo que se generan más ingresos y el ser humano más capacitado se queda con parte de esos mayores ingresos».
Los tecnopesimistas argumentan»Esta vez es diferente, que la robótica y la inteligencia artificial cambian las reglas del juego de manera única». Hicks cree que solo el ritmo de cambio es diferente, que «estamos subiendo una curva exponencial en términos de tasa de adopción de nuevas tecnologías».
En consecuencia, cree que el desafío es educativo: cultivar en nosotros mismos, y especialmente en los jóvenes, un mentalidad emprendedora que ve la tecnología como oportunidades más que como mentalidad de cumplimiento mecánico que ve la tecnología como una amenaza.